Te das cuenta que ya estás en la etapa final de tu vida dosmildieciera cuando bajoneás a toda hora con turrones, pasas de uvas recubierta con chocolate y cada tanto te levantas del sillón a colgar algún que otro adornito de mierda que el viento descolgó del arbolito de navidad.
Seguramente este año le haya ganado por goleada a todos los que le antecedieron pero no está bueno criticar a los anteriores así que el flashback sólo se va a concentrar en mi lindo e hijo de puta dos mil diez.
Resumiendo, básicamente la hijaputés se limita a ser bastante concisa, lo cual lo convierte en un año más forro todavía porque no hay nada peor que la forrada simple y llanamente.
Hete aquí:
Me enamoré y me desenamoré.
Me cagué a piñas verbales.
Conocí gente increíble.
Frecuenté muchos hijos de puta.
Probé cosas que sobrepasaron el límite de lo legal (no piensen con el hemisferio drogadicto, no hablo precisamente de eso).
Conocí la infidelidad desde adentro, desde afuera, del costado, de arriba y de abajo.
Experimenté nuevas sensaciones.
Allané poses.
Me dejé estar en todo sentido.
Conocí la gordura como patología cotidiana.
Quinto fue fiesta.
Fiesta trasera me metieron las materias y sin vaselina.
Fortalecí amistades.
Me decepcioné de otras tantas.
Perdí confianza.
Recuperé esperanzas.
Me tropecé ochenta veces con la misma piedra.
De la paja que todo me genera no tuve ganas de correrla del camino.
Oscilé entre ser y no ser.
Preferí simplemente estar.
Gataflorié a lo loco.
Fiesta, sexo y Wisin & Yandel.
Gracias 2010 loco, te llevas el set original de lo más importante de mis 18 años con vos. Cuidado con lo que haces, por suerte tengo una copia de todo eso y lo guardo bien guardadito en mi memoria. Y en mi corazón porque a mí me gusta ser chori.
