domingo, 5 de julio de 2009


Deshojando margaritas no llego a ningún lado. No puedo poner en juego sentimientos y tomármelo como si fuera algo más, creo ser lo suficientemente racional como para darme cuenta cuando me quiero, cuando no, cuando necesito tiempo o cuando simplemente quiero bajarme del mundo. Y si, ahora quiero que lo paren, quiero ir al fin del mundo donde el eco es la única respuesta y gritar BASTA, quiero llorar en el medio del océano y que mis lágrimas pasen a ser una más entre el montón, necesito sentarme en la punta del Everest y ver como la gente a pesar de haberse caído miles de veces, de haber tenido ochenta mil piedras en el camino todavía sigue adelante, como si nada hubiera pasado, ocultando en su memoria lo que alguna vez fue algo más que un simple recuerdo.
Nada es tan grave como para decidir no seguir adelante, me puedo caer una y otra vez, me podré querer morir de angustia o simplemente no volverme a despertar, desearé miles de veces que tal o cual cosa no me hubiera pasado o quizás nada de todo lo que pienso me vaya a pasar, pero sea como sea, acá o en cualquier lugar, no necesito del pesimismo rutinario que me bloquea y me saca las ganas de mucho. Necesito vivir sin condiciones, disfrutar de mi libre albedrío, vivir consciente en mi propia utopía, no quiero ser el modelo perfecto a seguir, NECESITO que me dejen equivocarme y poder aprender de mis propios errores y así poder crecer de la única manera en que puedo aprender; yo necesito ser yo, hoy más que nunca.
.
.

No hay comentarios: